Una de fusiones, absorciones, cambios de gobierno…

Cuando era más joven, en mi época de colegial en la Ikastola de Deusto, nos enfrentamos a un proyecto, que a pesar de su aparente simplicidad, resultó imposible llevar a cabo debido a un conjunto de decisiones “estratégicas” que no tuvieron en cuenta la puesta en práctica del mismo.

El trabajo en cuestión se desarrollaba dentro de la asignatura de “trabajos manuales” o “eskulanak” y no era otro que construir en madera contrachapada un mapa de Euskal Herria.

Para ello, todos y todas disponíamos de una réplica en papel y a escala 1:1 del mismo, una hoja de calco para pasar el contorno de cada provincia a la madera, unas piezas de contrachapado, un arco de sierra de marquetería, un paquetito de pelos de sierra y una vela.

El procedimiento, aparentemente, era sencillo. Primero había que buscar una pieza de contrachapado, a continuación mediante el calco y el mapa en papel se procedía a dibujar el contorno de las diferentes provincias sobre la madera. En segundo lugar, y mediante la sierra de marquetería, se recortaba la silueta de cada una de ellas poniendo especial cuidado en no romper el pelo de la sierra. Para ello había que “lubricar” la misma frotándola con frecuencia con una vela y así evitar que el rozamiento no la calentara lo suficiente como para alcanzar el punto de ruptura. Una vez recortadas las 7 provincias no quedaba más que reensamblarlas y pegarlas sobre un tablero y barnizar todo el conjunto.

En principio, y a simple vista, no parecía algo demasiado complicado para un grupo de niños y niñas de nuestra edad, pero su puesta en marcha sí resultó mucho más compleja de lo esperado. Tres fueron las decisiones “estratégicas” que condicionaron el desarrollo del proyecto y lo condujeron al fracaso. Ninguna de ellas constituía en sí misma “una mala decisión”, pero las tres juntas sí nos llevaron al fiasco:

  • La primera decisión consistió en la elección del trabajo a realizar: el mapa de Euskal Herria. El objetivo se centraba en familiarizarnos con las diferentes provincias que lo integraban y permitirnos ahondar en cada una de ellas a través de ejercicios en otras asignaturas.
  • Para abaratar el coste de la actividad se procedió a “recolectar” los recortes de madera sobrantes de una obra que estaba realizando Jesús, el ebanista que ocupaba un local contiguo a la Ikastola.
  • Utilizar unos pelos de sierra de sección redonda.

Pero… ¿Cómo se conjugaron las tres para llevarnos al más estrepitoso fracaso?

  • Los recortes que tenía el bueno de Jesús estaban compuestos por tiras de contrachapado de no más de 15 centímetros de ancho en su mayoría. Ningún trozo permitía albergar el mapa completo y unos pocos contaban con la dimensión suficiente para contener a Nafarroa. Así que tuvimos que ir calcando cada provincia de una en una, encajándolas como buenamente podíamos en cada retal de madera. Con semejante material podríamos haber realizado el trabajo con otro modelo como una serpiente, un dominó, un tren e incluso un perro salchicha… cualquier cosa que hubiera cabido en un solo retal y buscar otros ámbitos para estudiar el mapa físico de Euskal Herria… pero no, se mantuvo el proyecto original: 1er. Fallo
  • Al mantener el alcance del trabajo, se podría haber ampliado un poco el presupuesto original y dotar a cada alumno y alumna de un tablero adecuado para albergar todo el mapa completo, pero no fue así y se siguió trabajando con los recortes de Jesús: 2º Fallo
  • En lugar de utilizar pelos de sierra planos, de corte más exacto y acabado fino pero frágiles en su manipulación y de menos vida útil, se utilizaron pelos redondos, con un corte más impreciso, tosco y de mayor anchura de corte, pero de mayor durabilidad: 3er. Fallo

Todo ello, unido a nuestra falta de pericia en el uso de la “segueta”, lo inexacto del tradicional sistema de calco con papel carboncillo y la típica impaciencia de la infancia… nos llevó a que resultara casi imposible acoplar dos provincias limítrofes, por ejemplo Bizkaia y Gipuzkoa. En aquellos casos en los que el alumno disponía de la destreza y de una paciencia superior a lo normal y después de largas sesiones de lija y escofina… se conseguía cierta aproximación… pero el asunto se complicaba mucho más cuando llegaba Araba a integrarse con sus “herrialdes” hermanos.. lo cierto es que en todos los trabajos, el punto de unión de las tres: Betsaide, quedaba materializado en un espacio vació entre las provincias-madera a modo de agujero negro…

He de confesar que solamente hubo un alumno que consiguió terminar el trabajo con un nivel satisfactorio. El padre de Xabi era un entusiasta del bricolaje y tuvo la fortuna de que este último dispusiera de un tablero de las dimensiones adecuadas para albergar el mapa “al completo”, y también de una estupenda segueta de arco largo y pelos de sierra planos… sin proponérselo había escapado a dos de las decisiones “estratégicas” que nos habían llevado al resto al agujero negro de Betsaide…

En estos tiempos que corren… en los que cada día aparecen noticias sobre fusiones bancarias, compras o absorciones entre empresas, eurobonos y planes de rescate… en los que se toman muchas decisiones “estratégicas” lejos de las mesas de trabajo de aquellas personas que luego las tienen que poner en práctica o de aquellas otras que tienen que “sufrirlas”… decisiones estratégicas que casi nadie se atreve a poner en tela de juicio… y con las que también se corre el riesgo de crear sus propios Betsaide-Agujeros Negros, quedando obligados a largas y traumáticas sesiones de “escofina” para ir haciendo encajar las piezas y convertir el patatal inicial en un lustroso campo de fútbol en el que jugar… No puedo terminar el post sin lanzar un humilde llamamiento en nombre de “los pequeños” para que las decisiones estratégicas se basen más en criterios prácticos y técnicos que en políticos y de intercambio.

Esta entrada fue publicada en Empresas, Innovación, Personas, pymes. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario